jueves, 4 de octubre de 2012

EN EL DIA MUNDIAL DE LOS ANIMALES. UNA SEMBLANZA AL HOMBRE MAS ODIADO POR LOS "CORRECTOS" Y "BUENITOS" QUE HIZO LEYES A FAVOR DE ESTOS Y AMO A BLONDIE, SU PASTOR ALEMAN HEMBRA. HITLER Y BLONDI


EN EL DIA MUNDIAL DE LOS ANIMALES. UNA SEMBLANZA AL HOMBRE MAS ODIADO POR LOS "CORRECTOS" Y "BUENITOS" QUE HIZO LEYES A FAVOR DE ESTOS Y AMO A BLONDIE, SU PASTOR ALEMAN HEMBRA.
HITLER Y BLONDI
Recuerdo que en una de las peores películas sobre Hitler, sino la peor, "Hitler el Reinado del Mal", protagonizada por Robert Carlyle, hay una escena en la que se ve a un Hitler enfurecido latigando a un perro. Sencillamente esto es una falacia absoluta. Es de sobra conocido el amor que Hitler sentía hacia los perros. Tanto es así que durante la guerra las familias con perro tambien tenían una cartilla de racionamiento para sus canes. Recuerdo que la escena del film me produjo mucha indignación, por ser absolutamente falsa. Hitler tuvo perros casi siempre. El primer perro del que tengo constancia fue Foxl y fue durante la I Guerra Mundial.
Sí es cierto que Hitler daba prioridades también a los perros dependiendo de su raza. A Eva Braun le regaló dos perros terrier escoceses negros pero prohibió la distribución de fotografías en las que aparecía con ellos. Se solía burlar de los perros de Eva Braun. Sin embargo permitía a Eva tenerlos en su salón, lo que motivaba que su perra favorita, Blondie, tuviera que quedarse encerrada. Cuando lograba ablandar a Eva le pedía permiso para traer a Blondie y retirar los dos canes de Eva. Resulta curioso que Hitler pidiera permiso a alguien para hacer algo.
Efectivamente, Blondi fue el pastor alemán favorito y más conocido de Hitler. Sentía verdadera pasión por ella. Incluso Hitler tenía un jefe de perros, el sargento Tornow, que era el único autorizado a pasearla. Hitler jugaba mucho con Blondi y le gustaba que los demás vieran lo inteligente que era. La perra era capaz de hacer piruetas que dejaban maravillados a los invitados de Hitler. Le decía "Blondi, ¡canta!" y la perra se ponía a aullar. Cuanto más le alababa Hitler, más aguda era la voz de la perra. Cuando la perra cantaba con voz grave, Hitler le decía "Blondi, canta más grave, como Zarah Leander" y la perra aullaba tan grave como un lobo.

"Es el perro más inteligente que conozco. A veces juego con ella a la pelota en mi despacho. A veces lanza la pelota debajo del armario y tengo que ir a la chimenea y recogerla con el atizador... tengo miedo de que se rompa las patas en el suelo de parqué, por eso no ya no juego con ella."

Hitler por las mañanas daba un paseo con Blondi. Mandó construir una pista de obstáculos para hacerle correr. Según Christa Schroeder, esa era la única distracción de Hitler.

Hitler intentó aparear a Blondi en varias ocasiones. La primera vez lo intentó con el perro de la viuda de Troost pero no hubo forma. La segunda vez, esta vez con éxito, se apareó con el perro de Alfred Rosenberg y Blondi parió ocho cachorros, pero solo sobrevivieron tres. Al más fuerte de ellos lo bautizó con el nombre de Wolf, como le gustaba ser llamado a si mismo. Pero esto sucedió ya al final de la guerra. Durante el mes de abril de 1945 era habitual ver a Hitler jugar con Wolf, que se había convertido en su cachorro favorito.

Blondi estuvo enferma en 1943 cuando contrajo una enfermedad contagiosa. Hitler hizo llevar a su perra a una clínica veterinaria privada de Munich e hizo llevar a la clínica huevos, carne y manteca para su perra. Cada mañana llegaba un informe sobre su salud que su ayuda de cámara le leía. Si el informe no era muy bueno, Hitler se mostraba muy preocupado. Pero la perra se reestableció.

Para reafirmar el caracter diabólico de Hitler se ha dicho que mandó probar el veneno con el cual se iba a suicidar primero con Blondi. Efectivamente fue así. Pero no solo para probar su eficacia sino porque Hitler sabía que Blondi sin su presencia estaba perdida. Imaginémonos que la perra hubiera caido en manos de los rusos. Estoy seguro de que habría sido un botín con muy poco futuro.

HITLER Y EVA BRAUN





Se dice que Hitler no amó nunca a Eva Braun. No es cierto. En su primer testamento, datado en 1938, Hitler pensó en ella en primer lugar al dejarle una pensión vitalicia. Sin embargo Hitler tenía un sentido del deber muy elevado y ponía a Alemania por encima de todo, no solo por encima de Eva Braun, también por encima de sí mismo, ya que el Führer tuvo que privarse de muchos placeres por sus multiples obligaciones. Pero no hay duda de que amó a Eva Braun. Cuando conquistó París estaba tan emocionado que le dijo a Eva:
«Tienes que venir a ver esto. La Opera es algo maravilloso; haremos un desfile triunfal»
Pero cambió de idea porque le pareció peligroso que Eva viajara y se expusiera a un atentado. Hitler se preocupó mucho por la seguridad de su amante. Tanto la quería que incluso le prohibió que esquiara por temor a una caída. Incluso le aconsejó no tomar el sol para no exponerse a un cáncer de piel. Tampoco le dejaba salir sola, sino que le hacia acompañar por un miembro de la policía criminal vestido de civil. Más adelante, Hitler le aconsejó que no permaneciera en una ciudad que pudiera ser bombardeada.
Prueba también de su amor lo constituye la actitud de ambos durante el atentado del 20 de Julio. Al enterarse del atentado, Eva Braun sufrió una crisis nerviosa y trató de comunicarse con su amado. Tras lograrlo y comprobar que se encontraba bien, le dijo"Te amo, que Dios te proteja". Después Eva se puso a saltar y a bailar de la alegría.
Hitler le envió su uniforme hecho jirones y esta carta:
«Querida Tschapperl:
»Me encuentro bien, no te inquietes, aunque tal vez un poco cansado.Espero regresar pronto y poder de ese modo descansar, poniéndome en tus manos. Estoy muy necesitado de calma, pero mis deberes hacia el pueblo alemán están por encima de todo. No olvides que mis riesgos no pueden compararse con los de los soldados del frente. Te agradezco tus pruebas de afecto y te ruego que des las gracias a tu honorable padre y a tu afectuosa
madre por sus deseos y sus votos. Me siento muy orgulloso y te ruego les transmitas la seguridad del honor que para mí significa poseer el cariño de una muchacha que pertenece a una familia tan distinguida. Te he enviado mi uniforme del día de la desgracia. Es una prueba de que la Providencia me protege, y de que no debemos temer a nuestros enemigos.
Contigo de todo corazón.»
Eva le respondió así:
«Amor mío: Estoy fuera de mí, desesperada, abatida y triste. No puedo vivir, ahora que sé que te hallas en peligro. Vuelve lo antes posible, pues me siento un poco trastornada. Aquí el tiempo es hermoso y todo parece tan tranquilo que me siento avergonzada. ¡Qué triste lo de Schmundt! No me atrevo a hablar a su viuda. Siempre te he dicho que no podría vivir si te ocurriese algo. Desde nuestros primeros encuentros me prometí seguirte a todas partes, incluso a la muerte. Sabes que sólo vivo para amarte. Tu «Eva»
Como ven, parecen las cartas de dos personas que se aman profundamente. Todo digno de una película o novela de amor. Si no fuera porque ambos amantes fueron Adolf Hitler y Eva Braun.